
TRASTORNOS DE CONDUCTA ALIMENTARIA Y OBESIDAD: UNA COMPLICADA RELACIÓN
Cuando pensamos en trastornos de la conducta alimentaria (TCA), a menudo nos vienen a la mente imágenes de extrema delgadez asociadas con condiciones como la anorexia nerviosa. Sin embargo, la relación entre los TCA y la obesidad es una realidad menos conocida pero significativa. Este artículo explorará la compleja interacción entre los TCA y la obesidad y las implicaciones para la salud y el bienestar.
Los TCA, que incluyen la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa y el trastorno por atracón, se caracterizan por una preocupación obsesiva por la comida y el peso corporal, que lleva a hábitos alimenticios perjudiciales (1). Es crucial entender que la obesidad no es simplemente una cuestión de exceso de peso, sino que puede ser también una manifestación de un trastorno alimentario, especialmente en el caso del trastorno por atracón, donde los individuos consumen grandes cantidades de alimentos de manera rápida y habitualmente se sienten fuera de control durante estos episodios (2).
El trastorno por atracón y su vínculo con la obesidad. El trastorno por atracón es el TCA más comúnmente asociado con la obesidad. Contrariamente a la creencia popular, este no se trata simplemente de comer en exceso ocasionalmente, sino de una condición grave que implica comer en exceso regular y pérdida de control, lo que a menudo lleva al desarrollo de sobrepeso u obesidad (3).
Tanto los TCA como la obesidad están influenciados por una compleja red de factores psicológicos y biológicos. Los problemas de autoestima, el estrés y los trastornos afectivos, como la depresión y la ansiedad, pueden contribuir al desarrollo tanto de TCA como de obesidad. Además, hay evidencia de que ciertas predisposiciones genéticas y alteraciones en la regulación del apetito y la saciedad juegan un rol en ambas condiciones (4).
Intervenciones y tratamientos. La intervención y el tratamiento para individuos con TCA y obesidad deberían enfocarse tanto en el aspecto físico como en el psicológico. Los programas deben incluir terapia cognitivo-conductual para abordar los patrones de pensamiento distorsionados relacionados con la comida y el peso, así como una nutrición adecuada y un plan de ejercicio físico supervisado (5).
Los TCA y la obesidad están entrelazados de maneras complicadas, y el tratamiento requiere un enfoque multifacético y comprensivo. El reconocimiento temprano y la intervención pueden ayudar a mitigar los efectos negativos en la salud física y mental de los afectados.
Referencias bibliográficas:
(1) American Psychiatric Association. (2013). Diagnostic and statistical manual of mental disorders (5th ed.).
(2) Hudson, J. I., Hiripi, E., Pope Jr, H. G., & Kessler, R. C. (2007). The prevalence and correlates of eating disorders in the National Comorbidity Survey Replication. Biological Psychiatry, 61(3), 348-358.
(3) McElroy, S. L., Kotwal, R., Malhotra, S., Nelson, E. B., Keck, P. E., & Nemeroff, C. B. (2004). Are mood disorders and obesity related? A review for the mental health professional. Journal of Clinical Psychiatry, 65(5), 634-651.
(4) Fairburn, C. G., Cooper, Z., & Shafran, R. (2003). Cognitive behaviour therapy for eating disorders: A “transdiagnostic” theory and treatment. Behaviour Research and Therapy, 41(5), 509-528.
(5) Wadden, T. A., & Osei, S. (2013). The treatment of obesity: An overview. Handbook of Clinical Neurology, 110, 167-179.